Proverbios 17:17
En la quietud del alma, un susurro divino,
Un lazo que trasciende lo terrenal, lo mundano,
La amistad cristiana, cual estrella en la noche,
Brilla con intensidad, guiando nuestro andar.
Como dos peregrinos en un sendero sin fin,
Nuestros corazones se encuentran, en un abrazo genuino,
Unidos por la fe, por el amor de Dios,
Hermanos en espíritu, compañeros de oración.
Cual roble en la tormenta, nuestras raíces se aferran,
Sosteniendo nuestra amistad en la adversidad y la espera,
Y en momentos de alegría, alabamos al Señor,
Por la bendición que es, esta unión de amor.
En mi caminar, he descubierto un tesoro,
Una joya sin igual, una amistad que vale oro,
Y en cada paso que damos, juntos en la fe,
Somos testigos del amor que Dios por nosotros ve.
Tus palabras de aliento, como brisa en verano,
Refrescan mi alma, me levantan en cada mano,
Y en tus brazos encuentro consuelo y paz,
Un refugio seguro, donde mi espíritu descansará.
Que siempre sigamos juntos, en este viaje sagrado,
De la mano de Dios, el camino iluminado,
Porque en la amistad verdadera, nace la esperanza,
Y en el amor de Cristo, nuestro corazón se abraza.
Así es la amistad cristiana, un regalo celestial,
Un vínculo eterno, un lazo inquebrantable,
Y en cada encuentro, en cada sonrisa compartida,
Celebremos la bendición de esta vida unida.
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